jueves, 10 de septiembre de 2009

¿Ganchillo?


Yo es que no me lo explico. Cómo se puede ser tan "geek" y a la vez que le gusten a una tanto las labores de toda la vida. Me paso media vida delante de un ordenador y un cuarto cosiendo o maquinando alguna labor. Quien me iba a decir a mi que me iba a servir de tanto la clase de hogar del colegio, jaja! Allí aprendí a hacer punto de cruz, vainicas, a tejer con agujas. Incluso de más mayor me dio por hacer punto y me tejí algún jersey -con la ayuda de mi madre, todo sea dicho.

Pero lo que no aprendí fue a hacer ganchillo. Más allá de la clásica -e inútil por si sola- cadeneta, no sé nada. Y un día decidí que quería aprender. Pero mi madre no sabe, ni creo que tuviera paciencia para enseñarme, así que me lié a buscar información por internet. Tenía que haber algún tutorial... y ¡lo hay!

En esta página hay enlaces a varios vídeos de ganchillo para torpeeeemmm, perdón, para principiantes. En inglés, por supuesto. Confieso que no he empezado aún, pero por una razón de peso: no tengo gancho! Prometo poner remedio y empezar, y entre los videos y la inestimable ayuda de mi amiga Maka, ser capaz de hacer... algo.

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Cambiando de tema, hoy 10 de septiembre es mi aniversario de boda. Hace 15 años que dejamos de mirarnos el uno al otro para empezar a mirar en una misma dirección. Y es algo que continuamos haciendo. Tantos sueños, tantos proyectos. Tantos, por fortuna, hechos realidad. Ahora, en el horizonte, ampliar nuestra hermosa familia. Gracias, cariño, te quiero!












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martes, 8 de septiembre de 2009

Colcha de la amistad: bloques de agosto


Agosto le llevó a Julia de Zaragoza mi bloque. Uno de los que más me han costado hasta ahora pues la combinación de colores de Julia se me hizo complicada. Creo que el resultado quedó bonito.



Y recibí éste de Tonivi, de Madrid.
 





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Colcha de la amistad: bloques de julio



Mi bloque de julio se fue a Zaragoza, a casa de mi compañera colchera Carmen.


Yo recibí el mío de manos de Cortes, también de Zaragoza, conocida en nuestro grupo como La Mari, porque para ella todas somos maris, jaja...







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¡Al cole!


Septiembre es el mes de la vuelta al cole, ¿no? Pues me lo he tomado al pie de la letra, y he empezado a clase... ¡de patchwork!!
Ya tenía ganas, la verdad. Será que no he buscado lo suficiente, pero hasta ahora no había encontrado nada que se ajustara a mi vida de madre trabajadora, así que cuando lei que se había creado la Asociación Cántabra de Patchwork y que iban a dar cursos, empecé a leer pensando en que, como siempre, no podría asistir. Así que cuando vi el horario (un día a la semana, de 6 a 8:30 de la tarde) no me lo podía creer. ¿Lugar? La cafetería La Cúpula, en Torrelavega. Hice un cálculo: ¿puedo salir de trabajar a las cinco, recoger a las niñas en el cole, llevarlas a casa y llegar a las seis a Torrelavega? Buf... es un rally, como diría mi amiga Rita. Pero creo que puedo! Y en cualquier caso, si llego a las 6:15 es mi problema, mejor es eso que nada. Que lo mismo algún día me tengo que llevar a las niñas conmigo y que hagan los deberes allí.
Total, que el pasado jueves, a las seis de la tarde allí estaba yo como un clavo. Y allí estaba Sandra, mi profe. Nadie más. Solitas las dos. Imagino que los próximos días irá más gente. Pero la tarde nos cundió, charlamos, me enseñó algunos de sus trabajos (jolines, qué manitas que tiene la chica) y decidimos que vamos a empezar por un sampler, para aprender varias técnicas. Ideal. El próximo jueves compramos las telukis que me falten y ¡avanti!

Si sois de Cantabria o conocéis a alguien de aquí que quiera apuntarse, podéis pasar por el blog de la Asociación, por el de Sandra, enviar un mail a esta dirección: asociacioncantabradepatchwork@gmail.com o llamar al número 644 292 636. Que no se diga que no os lo pongo fácil. Venga, animaos y nos vemos allí!!








jueves, 3 de septiembre de 2009

Mariquitas en las flores


Se acabaron las vacaciones y ya toca (y apetece) volver a la rutina. Tengo los blogs muy olvidados y voy a poner remedio ya mismo.

Hoy traigo una labor en punto de cruz. Hace unos días nos visitaban unos amigos y mi amiga se fijó en los cuadros de punto de cruz que tengo en casa. Me decía que el más moderno lleva fecha de 2001. Ese es el año en el que nació Andrea, y pensé que era probable que con su llegada dejara la aguja y los hilos aparcados, o que al menos no hiciera nada digno de mención. Pero resulta que aparece esta labor, un cuadro que iba a ser para regalar a mi madre (ay diosss) pero que no llegué a terminar. Lo tenía incluso firmado, con la fecha, pero sin terminar, porque me faltaba un color. Y ahora os contaré la historia.

Cuando un día decidí retomar el punto de cruz, ya en 2006, encontré esta labor y viendo lo poco que quedaba para terminarla, compré el color que faltaba y empecé a bordarlo. Y me llevé la grata sorpresa (tenía junto al bordado el esquema, pero no la foto final) de que lo que me faltaba por bordar eran dos mariquitas.

Los que me leéis en el otro blog ya sabréis lo que significan las mariquitas para los adoptantes. Simbolizan la buena suerte y dicen que cuando ves una es que tu hij@ está cerca. (Podéis leer esta entrada de Elén al respecto) Así que cuando descubrí estas dos me hizo una ilusión tremenda.

Tres años más tarde, el cuadro está terminado pero sin enmarcar y mi hij@ está igual de cerca o de lejos, pero siempre que veo esta labor siento un tironcito del hilo rojo.









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